¿Crisis matrimonial? ¡Aprende a superarla!

Ningún matrimonio está libre de afrontar, en algún momento, una crisis. Frecuentemente, sucede que los conflictos cotidianos que no son abiertamente tratados y aquellos gestos que pasan en su momento inadvertidos, van creciendo, crean tensiones y, finalmente, terminan explotando.


El matrimonio no es una institución inalterable, sino más bien se trata de un proceso dinámico, que atraviesa por múltiples etapas. Las crisis, así, forman parte del normal proceso convivencia y hasta se podría decir que no existe matrimonio que no haya pasado por, al menos, una importante. Las crisis están relacionadas a los procesos de cambio y, de acuerdo a como se manejen, la relación puede fortalecerse o deteriorarse hasta llegar a considerar una separación definitiva.

Tipos de crisis

  • Leves:

Suelen aparecer durante los primeros años de matrimonio y generalmente se producen debido al normal proceso de convivencia (especialmente si la pareja no ha convivido anteriormente). Aquí, los problemas surgen debido al choque que cada uno experimenta al provenir de hogares diferentes, por lo que hay que readaptarse para lograr una convivencia armónica.

  • Medianas:

Tienen más trascendencia y pueden realmente afectar la relación. Aparecen debido a traspasar los límites necesarios para la adecuada convivencia. Aquí tenemos a los celos, la presencia de amigos o familiares que se inmiscuyen en la relación, o al manejo del dinero. La adecuada demarcación de los límites significa mantener el respeto por los derechos del otro y ponerse de acuerdo para que fuentes externas no se inmiscuyan en la relación.

  • Graves:

Se trata de crisis profundas causadas, por lo común, por infidelidad. Al descubrir el engaño, la relación se fractura y aunque es posible intentar salvarla, siempre habrá un antes y un después. El problema se puede resolver de forma rápida, con la separación, o intentar salvarse, en caso de que exista la voluntad de ambas partes. En este acápite, también entran todas aquellas situaciones que originan grandes tensiones y que, de algún modo, requieren una transformación de la vida en pareja que llevaban hasta hora (muerte de algún hijo, enfermedades, entre otras).

Seguir o no seguir… ¡esa es la cuestión!

Las crisis leves son relativamente fáciles de superar con diálogo y negociación de ambas partes. Lo mismo con las crisis medianas, que quizás requieran algo más de esfuerzo debido a que muchas veces entran en juego factores externos que son mucho más difíciles de controlar. Con las grandes crisis ya es más complicado porque la confianza (pilar básico de toda relación) es la que está en juego.

No obstante, ten en cuenta que una vez que la pareja logra remontar los baches, la relación se fortalece y hace que ambos miembros crezcan tanto en el plano personal como en el afectivo. Así, antes de tomar una decisión, hazte las siguiente pregunta: ¿Vale realmente la pena romper la relación?

Sopesa los pros y los contras. Piensa si realmente las disputas que tienen consiguen llegar a un acuerdo/solución o son más bien fuente de violencia, insultos y humillaciones. Cuando no hay concesiones ni se está verdaderamente dispuesto a ceder para dar es que no hay mucho que hacer. Súmale a esto el hecho de si en realidad crees que son viables los cambios.

Lo importante aquí es ser realistas y dejar de ver en el otro lo que queremos ver e intentar hacerlo como en verdad es, aceptándolo con virtudes y defectos (claro, siempre y cuando éstos no nos perjudiquen gravemente). Piensa si realmente el matrimonio significa lo mismo para ambos y persiguen, de manera conjunta, los mismos objetivos. Y es que, en temas importantes que pueden afectar el curso de la relación (el lugar de residencia, la educación de los hijos o los valores morales) es necesario estar de acuerdo.

Pero con voluntad, todo es posible

Si tú no eres la única que quiere luchar sinceramente por su unión, ya hay buena parte del terreno ganado. Porque no se trata de una decisión sólo tuya, ya que un matrimonio es de a dos. Si hay verdadera voluntad y tanto tú como tu pareja desean salvar la relación, es imprescindible que vean todos los medios que tengan a su alcance para lograrlo.

Acudan a terapia juntos o siéntense a dialogar con tranquilidad, buscando un norte que los lleve a un rumbo positivo. Decía Eddy Cantor, famoso comediante estadounidense: «El matrimonio es tratar de solucionar, entre dos, problemas que nunca hubieran surgido al estar solos».

Imágenes: Psicodinamia, Niki293, Sonpareja, Trekearth, Mexico.CNN, Greenshooees, Sheknows

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