Hay personas que no pueden aceptar que todo se acabó, y la situación se les sale de control y de pronto los vemos acosándonos con mensajes de texto, correos, llamadas, cartas, etc., pensando que de esta manera nos lograrán convencer y volveremos a su lado.
En el peor de los casos, cuando esto no les funciona, de los ruegos pasan a las amenazas, deseando que regreses con ellos a toda costa. ¿Es ese tu caso? Si la respuesta es sí, este post es para ti.
Dicen que del amor al odio hay un solo paso… y en algunos casos, a la obsesión también. Así, hay personas que se vuelven tan dependientes de la otra e inseguras de sí mismas, que no se imaginan sin ella. Este es el prototipo de quienes a toda costa recurren a ruegos y amenazas para lograr que regresen; otro ingrediente puede ser el orgullo herido por no saber perder.
Hay muchos que se obsesionan con que volvamos y nos acosan, pero luego de un tiempo, se cansan, lo olvidan y desaparecen de nuestras vidas. Otros, los de más cuidado, no dejan de persistir. Por ello, si te encuentras con una persona así, no lo tomes a la ligera.
Lo más probable es que te esté siguiendo los pasos para luego simular encuentros casuales. Si esto ocurre, hazle saber firmemente que has decidido no volver y que nada hará que eso cambie. No le des un solo atisbo que le haga creer que puede ser que cambies de idea. Eso empeorará las cosas.
Te aconsejamos también que lo comentes con tus familiares y amigos para que estén al tanto. Si estás saliendo con otra persona, ponla al tanto de la situación. Al acosador insistente, déjale en claro que tendrás que reportarlo a las autoridades si sigue persiguiéndote y molestando.
Aunque en la mayoría de los casos los acosadores peligrosos no pasan de amenazar, es mejor que tomes las precauciones del caso y te mantengas en zonas seguras y concurridas, siempre acompañada y reportándote a tus familiares si sales por largo tiempo.
Fuentes: DiarioPopular, Feminis.
Imagen: Prensa.
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