Toda relación de pareja tienen un proceso natural que empieza con la atracción física. Sin embargo, para alcanzar el éxito en una relación debemos pasar necesariamente por ciertos pasos que ayudarán a que madure y crezca.
Una vez alcanzado esto, la pareja no solo estará lista para la convivencia, sino que el amor se hará más sólido dejando de lado lo físico para esperar juntos la vejez.
La primera etapa es el flechazo, tiene una duración de dos meses, y consiste en el deslumbramiento y descubrimiento de la química en la pareja.
Generalmente fantaseamos con esa persona aunque no la conozcamos; es más, puede que ni siquiera lo conozcamos y proyectamos en él nuestros sueños e ilusiones.
Emocionalmente sentimos mucha excitación cuando tenemos a la persona cerca, sobre todo las conocidas mariposas en el estómago y las manos sudorosas.
El siguiente paso es el enamoramiento; este tiene una duración aproximada de seis meses. En esta etapa la pareja va descubriendo su forma de ser, se ilusionan y desilusionan, porque van mostrándose tal como son. Ven su compatibilidad y empiezan a construir proyectos juntos.
Cuando se ha superado esta, se abre paso a la formación de la estabilidad emocional. En ella se descubren las posibilidades y límites de la relación, se deja de lado el yo y se empieza a pensar en ambos como nosotros. Se opta por el matrimonio.
En la etapa de afirmación, la pareja empieza a adaptarse mutuamente; aprender a manejar sus defectos y a resolver conflictos. Asimismo, aprenden a manejar su vida sexual, adaptándose a sus necesidades gracias al alto grado de confianza que existe entre ellos. Es la etapa de la llegada de los hijos y la lucha contra la rutina.
Llegar a la mitad de la vida es todo un reto, pues en esta etapa la pareja debe luchar contra sus propios conflictos y los de sus padres. Las crisis familiares hacen que se replanteen su vida y se desarrolla un balance de lo alcanzado hasta el momento.
Algunos retoman proyectos y otros se deciden a empezar otros nuevos buscando fortalecer el autoestima. La comunicación debe estar a flor de piel para que no haya desgaste a un 100%.
Superadas todas las etapas anteriores, llegan la madurez y la vejez. La pareja vuelve a estar sola otra vez, porque los hijos ya volaron del nido; aquí se vuelven a enamorar y aprovechan para renacer a su vida sexual.
En caso los esposos hubiesen dejado enfriar su relación, pueden proponerse redescubrir lo que amaron antes en ellos y hacer de su vejez juntos una amistad duradera.
Fuente: HablemosDelAmor.
Imagen: NoticiasDeAlava.
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