Por qué no es buena la influencia de la suegra

Cuando los recién casados empiezan su vida juntos, usualmente se acomodan cerca de los padres de alguno de ellos, principalmente por motivos económicos. Luego, con el tiempo, intentan abrirse paso por ellos mismos hasta conseguir poco a poco su independencia familiar.

Sin embargo, la realidad demuestra que a menudo, una vez que se han instalado al interior del hogar de alguno de ellos, empiezan los problemas en la pareja a causa de la incomodidad del conyuge que viene de afuera, puesto que no está en su casa y no tiene derecho a mandar en ella.

Aunque la mayoría quiera estigmatizar la imagen de la suegra, la realidad es que aunque se llevaran bien con la nuera o el yerno, la convivencia con los padres siempre termina por saturar la relación.

De alguna u otra forma, los padres terminan por entrometerse entre la pareja; esto se debe a que los papás tienen en la mente que su hija o hijo sigue siendo suyo, y por lo tanto deben velar por él frente al extraño o extraña que se ha unido a él o ella.

Otra de las razones es que la suegra vive en SU casa y por lo tanto está acostumbrada a ordenar, organizar y hacer las cosas según su forma de ser. Asimismo, en el caso de la nuera, busca que realice las labores domésticas de la misma forma que ella lo hace para atender a su hijo, y como está en su casa, presiona a la joven, porque según su lógica, ella no sabe cómo hacerlo.

Estos podrían ser problemas manejables si la nuera cede o aprende cómo sobrellevar a la suegra, y lo mismo el yerno; todo puede cambiar cuando empiezan a afectar su intimidad.

Cuando vemos que poco a poco vamos cayendo en este círculo vicioso, tenemos que tomar una decisión en pareja, y empezar a buscar una solución que nos ayude a mantener nuestro matrimonio y la relación con la familia a flote.

Aunque pueda parecer duro para nosotros mismos, la mejor opción ante este conflicto suele ser mudarse a otra casa y empezar de cero, lejos de las observaciones paternas y de las comodidades de casa, pues muchas veces en el sufrimiento diario uno aprende a comunicarse y a llevarse mejor, por la misma necesidad de no sentirse solo.

Fuente: FormaciónPastoral.

Imagen: Nosotros2.

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Acerca del autor

Escrito por Lidia Caparachin

Soy comunicadora social, apasionada del cine, el teatro y la música; me encanta viajar, los helados de fruta y las series policiales.

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