La magia es un elemento que existe en la realidad y que nos invita a creer en las sorpresas del destino, en el hechizo de vivir en contacto con el ahora, en el valor de encontrar un verdadero tesoro en los ojos de otro ser humano.
Está claro que la máxima expresión de magia se experimenta, por ejemplo, en el primer instante del enamoramiento y alcanza una forma especial en el flechazo.
Pero analizado en sí mismo el sentimiento desde una perspectiva filosófica, llegamos a la conclusión de que el amor es mágico, porque amar no es un acto que depende de la voluntad. Seguro que ya te has dado cuenta de que te enamoraste en el momento más inesperado y de la persona que menos esperabas.
Está claro que ahí reside precisamente la magia del amor y es que aparece por sorpresa, invade nuestra vida y transforma nuestra alma de una manera repentina. Tan repentina que el baile de la vida se torna diferente gracias a una persona especial.
Amar significa decir «gracias por existir«. Es decir, la vida del ser amado concede un valor especial al destino. De este modo, la correspondencia es la máxima expresión de una historia de amor. En ese momento, dos personas descubren que desean caminar en la misma dirección.
Para poder creer en la magia es necesario tener confianza en el ser humano, y sobre todo tener el corazón despierto para poder captar la bondad, la belleza y la perfección que existe en el universo. Amar te hará sentirte mejor persona cuando descubras que cada mañana tienes una nueva oportunidad de vivir tu historia de amor de una forma diferente.
Es decir, cada día puedes aprender a amar y a querer mejor para que así puedas ser correspondida hasta la eternidad de tu vida.
Imagen: Transylvanias.
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