En la vida de todas las personas siempre habrá lugar para los amores platónicos, pues desde que tenemos uso de razón hemos albergado en nuestro corazón esos sentimientos románticos hacia personas que eran inalcanzables para nosotros.
Ellos forman parte de nuestra vida tanto como nuestros amigos y familiares; sin embargo, así como cambiamos de mejores amigos a medida que vamos creciendo, también cambiamos de amores platónicos.
Los casos más claros de que esto se pueden ver en los niños, pues cuando son pequeños se ilusionan u obsesionan por sus maestras o compañeras de nido, y luego no las recuerdan cuando crecen.
Por medio de este sentimiento mantenido vivo por la imaginación, la persona puede llegar a descubrir qué es lo que realmente desea en cuestiones de amor, para luego poder amar de verdad.
Esto es lo que consideran positivo los expertos, pues en la fantasía se puede resolver los pensamientos unidos a la emoción del sentimiento amoroso; por lo tanto es una buena opción para el conocimiento de uno mismo.
El contar con un amor platónico en cierta forma nos ayuda a visualizar para luego poder hacer realidad los sueños. No obstante, existe siempre la posibilidad de caer en la tentación de idealizar a la persona, pero ello se convertiría en una traba para nuestro desarrollo.
Como resultado, podemos decir que en una forma sana, los amores platónicos son buenos, porque nos ayudan a formar una opinión clara de las características que queremos que nuestra pareja tenga.
Sin embargo, para no caer en el atraso del idealismo, debemos ser conscientes de que nadie es perfecto, por lo que si encontramos a alguien que reúne la mayoría de actitudes positivas de nuestro ideal romántico, puede ser que estemos frente a lo que estábamos buscando.
Imagen: Jhocy.
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