Para algunas parejas, el hecho de no tener hijos es una opción válida dentro de su propia unión. Sin embargo, cuando en el tiempo una de las partes siente la necesidad de transmitir sus genes o de brindar su amor a alguien más, los problemas por tratar de cambiar el acuerdo preestablecido pueden generar grandes discusiones en la relación o romperla.
Este es un trato realizado antes de la convivencia matrimonial que una de las partes aceptó con la idea de que con el tiempo su pareja cambiaría su forma de pensar. No obstante, una vez dado este paso, tratar de cambiar las cosas solo podría crear problemas, pues muchos de ellos prefieren terminar la relación que su forma de pensar.
Si ya estás metida en este problema, puede ser que tu esposo tenga temor de la responsabilidad de cargar con la formación y protección de un bebé, pues dar cariño a un pequeño y tener la responsabilidad de ser padre, son dos cosas distintas.
Lograr conocer qué es lo que realmente piensa cada uno es el primer paso. Lo mejor es ser honestos y abiertos; ambos necesitan reconocer el motivo real del porqué no quiere los niños.
Es muy importante que lo traten, pues aquí se mostrarán los deseos, necesidades y preocupaciones que les impiden dar ese paso. Si asumes que tu esposo cambiará de parecer con el tiempo, tu relación fracasará.
Una vez conocidas las objeciones es más fácil, pues así se pueden enfrentar los miedos; esto ayuda a la pareja a soportar la relación durante este momento de crisis. De otro lado, es una forma de demostrar confianza entre ambos, el sincerarte y explicar la razón de tus deseos.
Busca un terapeuta de parejas para ayudarse a enfrentar la situación de la mejor manera, pero que sea imparcial. Así podrá plantearles los beneficios de elegir un estilo de vida con o sin niños, ello pese a que el fin del matrimonio es formar familia (y eso incluye hijos).
Fuente: LovingYou.
Imagen: NegociosEmpresa.
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